martes, 3 de septiembre de 2013

Capítulo 20.

Narrado por Gin.

Ángela y yo seguíamos esperando a Dani en la entrada mientras hablábamos.
- ¿Y Sam no viene?
- Esta malo tiene fiebre, quería quedarme con él pero me ha dicho que tu me necesitabas más hoy.- me dice con una sonrisa.
Yo lo único que hago es darle un abrazo y susurrarle al oído gracias. En ese momento aparece Dani, pero no viene sólo una rubia perfectamente arreglada y maquillada aparece a su lado cogiendo su mano.
- Hola Gin, ¿qué tal? Me he enterado de lo de Marco, que capullo.- dice Belén saludándome con dos besos.
- Gracias, si si claro, es un capullo.- digo algo confusa.
- Bueno, ¿nos vamos?- dice Dani.
- Claro, el Funky Buddah nos espera.- dice Ángela.
- ¿El Funky Buddah?¿Estás loca? No vamos a poder entrar ahí ni de coña, es una de las discotecas más importantes y exclusivas de Londres.- digo yo sorprendida.
- Tranquila mi hermana es la novia de el hombre de seguridad que hay en la puerta y nos ha colado en la lista, ha sido pan comido.
- Cada día me sorprendes más Ángela.- digo yo.
- Lo sé lo sé, soy magnífica, pero llegamos tarde así que vamos.

Después de media hora de autobús y un paseo por Londres llegamos al Funky Buddah, Ángela le da dos besos al portero y pasamos a la fiesta. 
Hay muchísima gente y conozco alguna que otra cara famosa entre las personas que hay en la zona VIP.
- Oye Gin perdona, no sabía que la muñequita esta rubia se iba a venir, si quieres nos vamos.- me dice Ángela.
- ¿Estas de broma? Estamos en la discoteca más importante de Londres, no me pienso ir por la Barbie esta.
- Así me gusta, pero en cualquier momento puedo arrancarle los pelos de cuajo, aunque te agradecería que no porque tengo las uñas recién hechas.- suelto una carcajada ante el comentario de mi amiga.
- Tranquila, creo que a tus uñas no se van a estropear, voy a pedir algo ahora nos vemos.

Cuando estoy llegando a la barra noto que una mano me coge del brazo. Ese olor a colonia One Million me resulta demasiado familiar.
- Gin espera.
- Ten cuidado no te vaya a ver tu novia.
- Está en el baño, pero eso no importa déjame explicártelo.
- Tranquilo, ya esta todo muy claro.
Y me alejo de él yendo hacia la barra a por algo que me haga olvidar.

Narrado por Dani.

Unas horas antes.

Me dirijo a mi habitación para cambiarme e irme con Gin y Ángela, no puedo dejar que Gin haga ninguna tontería yo se que ella sigue dolida por lo de Marco.
Salgo de la habitación par a encontrarme con las chicas cuando una voz aguda detrás de mi hace que me pare.
- ¿A dónde te crees que vas?- dice Belén enfadada.
- A una fiesta.
- ¿Y no me vas a decir que me vaya contigo?
- Pues no se creo que tienes cosas mejores que hacer por lo que veo.
- Mira tu y yo somos pareja y aunque no nos queramos mucho hay que aparentarlo, me voy contigo.
- ¿Cómo?
- Mira Dani que más te da, sólo es para que nos vean un poco por aquí juntos, luego si quieres te vas con la niñata esa.
- No la llames niñata.
- Vale vale, venga que más te da.
- Esta bien pero deja a Gin en paz, ¿entendido?
- Entendido.- dice cuando empezamos a pasear juntos por los pasillos cogidos de la mano saludando a todo el mundo.

Si Gin me escuchara, sabría lo que de verdad habría pasado pero no quiere, allá ella. No voy a estar detrás de nadie. No soy así por nadie, o hasta ahora no lo era.

Narrado por Gin.

¿Cuántos llevo ya?¿Tres, cuatro? He perdido completamente la cuenta de lo que he bebido.
Eso si lo que he bebido equivale a los chicos con los que me he liado, o quizás más, llevaré unos cuatro o así. Y no me siento bien, yo no soy así.
Me voy a la barra a pedir mi cuarta o quinta copa, pero eso sí, sola no pienso liarme con nadie más.
Llevo como quince minutos pidiéndole mi bebida al camarero, pero pasa de mi esta concentrado en chicas con más escote y más guapas que yo, me siento en la silla y resoplo.
- Un vodka con naranja y lo que quiera la señorita.
Miro hacia arriba y veo a un chico guapísimo, de ojos azules y el pelo castaño rizado.
- Otro como él, por favor.
En menos de un minuto teníamos los cubatas encima de la barra.
- ¿Por qué a ti te han hecho caso?
- El camarero y yo somos viejos amigos.
- Ah, bueno muchas gracias.
- Me llamo César, encantado.- dice extendiéndome la mano.
- Igualmente, yo soy Ginebra pero mis amigos me llaman Gin.
- Bonito nombre, como la de "Tengo Ganas De Ti".
- Me lo suelen decir bastante.
Y cuando digo esto me sonríe, era la sonrisa más perfecta y bonita que había visto nunca y en sus mejillas se hacían dos pequeños hoyuelos que eran encantadores.
- ¿Te lo estabas pasando bien eh?
- ¿Cómo?
- Te he estado observando, con los chicos en la pista.
- Ah, no soy así te lo prometo, es que mi novio me ha engañado y...
- Querías olvidar y pasártelo bien una noche.
- Exacto.
- Me ha pasado alguna vez.
- ¿Con lo guapo que eres? No me lo creo.- esa sonrisa de nuevo.
- Créeme pasa.
- Bueno te creo.
En ese momento miro a la pista y veo a Dani mirándome, esta sólo y me dice que me acerque con una señal.
- César ahora mismo vengo.
- Aquí estaré.- Otra sonrisa más.

- ¿Qué quieres?- le digo seria.
- ¿Este qué es el quinto?
- ¿Cómo?
- Si, he contado Gin y van cuatro.
- Yo...
- Tu no eres así Gin.
- ¿Y tu que sabes como soy?
- Te conozco mejor de lo que crees.
- Pues entonces deberías saber lo mal que estoy por traerte a Belén.
- Me ha obligado Gin.
- Pues no se desde cuando te dejas mandar por ella.
- Es... Complicado Gin.
- Lo que tu digas.
- ¿Eres siempre tan borde?¿Por qué no dejas ya esta faceta tuya de chica dura? Déjalo ya Gin, no vales para estar así siempre.
- Entiendo que para ti no valga, pero soy así y no pienso cambiar por ti.
- Gin no quería decir eso así...
- Mira Dani...
- ¿Qué pasa aquí?- la que faltaba, la rubia descerebrada.
- Nada, estaba despidiéndome de Dani me voy a casa, ya nos veremos. Que lo paséis bien.- y me aleje de allí lo más rápido que pude.

Mire hacia la barra y César no estaba allí, normal, demasiado bueno para ser cierto. ¿Qué te crees Gin? Sólo eres una chica de diecisiete años normalita. Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas cuando salgo del Funky Buddah. Está lloviendo, algo bastante normal en Londres, y estoy empezando a empaparme pero me da igual ahora mismo. 

Me quedo pegada a la pared esperando a que pare un poco para poder irme cuando un coche negro aparca enfrente de mí, no le doy importancia porque pienso que vendrán a buscar a alguien.
Pero en ese momento la puerta del coche se abre y su preciosa sonrisa vuelve a salir diciéndome con la mano que me meta, pero yo me quedo paralizada. Veo que él se baja del coche.

-¿Me vas a obligar a cogerte y meterte dentro?- dice César dejando que sus hoyuelos salgan a la luz de nuevo.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario